sábado, 2 de mayo de 2015

Al Anochecer: Convaleciencia

Capítulo  5

 
 Estaba sentado en una silla, al lado de la cama, donde un cuerpo tendido, descansaba después de nuestra conversación.  
Sara, sentada encima de la cama, le acariciaba el cabello. Mientras, Christian, dormía un sueño inducido por la medicación.
Yo los miraba con insana envidia.

                                                                    ★★★★
Había Llegado hacía horas.
Mientras Paseaba y sin darme cuenta había llegado al parque donde nos conocimos. Entonces capté lo que sin lugar a dudas era el aroma, el olor de Christian.
No era a Jabón, ni colonia y tampoco detergente.  
Era su aroma natural.
Y me atraía como las abejas a la miel.  
Delicioso.
Cuando llame al timbre, me abrió la puerta una mujer.  
-Hola...Mmm... ¿Vive aquí Christian?  
-Claro, ¿eres amigo suyo?  
-podría decirse que sí - respondí un poco inseguro.
-Entra.
Eso hice y cerré la puerta.
-Sube - Dijo.  
La mire.
-¿No me va a acompañar...? - y sin llegar a poder decir nada más, se alejó de ahí.  
Subí las escaleras con evidente nerviosismo, dudando, si estaba haciendo bien o mal. Me sorprendió el olor, porque mientras lo seguía hasta la casa, era un aroma atrayente y delicioso, pero ahora mientras subía y me acercaba, el olor era agrio y desagradable, acompañado de un sentimiento incómodo y nauseabundo. Me ponía nervioso y, más de una vez, tuve ganas de salir corriendo de la casa, pero no pude hacerlo. Quería subir y que Christian me dijera, me explicará que me había pasado aquel día.

Llame a la puerta con suavidad, Respondió su voz, que sonaba diferente.
La fuerte del extraño olor salía de esa habitación. Respire hondo y entre.
El Cuarto estaba en penumbra, iluminada por una lámpara que descansaba encima de una mesilla de noche.
En la cama, descansaba alguien y, se parecía mucho ha Christian.

Ese chico estaba mucho más delgado que el Chistian de mis recientes recuerdos, además, su mirada era distinta, triste y con ojos vidriosos que mostraban ojeras. Su rostro estaba pálido. No se con que cara entre, pero Christian sonrió y habló.
- Vaya... mi aspecto debe ser más aterrador de lo que pensaba... - dijo entre risas débiles.
- Para nada... yo... -intenté justificarme, pero mi voz no se dignó a salir de mi boca entreabierta.
- Prefiero que no me mientas... Que nadie me mienta.
Avance y me acerque a la cama.
- ¿Qué te pasa? - Pregunte con un nudo en la garganta y el corazón latiendo a mil por hora.
- Has venido para hablar de ti ¿Verdad? - A mi pesar, asenti - Adelante, pregunta.
Cogí Una silla y me senté en ella. Mientras lo hacía, vi sus manos que descansaban encima de la manta que tapaba sus piernas. Una de ellas estaba escayolada. La culpabilidad me corroyó las entrañas.

-Lo siento - Dije después de unos minutos.  
Christian, me observo con curiosidad, entonces siguió mi mirada y se dio cuenta porque se lo decía.  
- Ah... No pasa nada.  
- Pero...
- Nada, nada - Me interrumpió.  
- Vale. - trague saliva.
Christian sonrió con tristeza.
- Siento si te asuste el otro día. Pero no te estoy gastando ninguna broma. Aquella noche te mordió un... Vampiro.  
Me quedé con la boca abierta, sin saber qué decir. Por lo menos esa vez, no iba a salir gritando ni a volver a ronperle algun hueso. Entonces me miró con inquietud.  
- ¿Estas bien?  
Logré asentir con la cabeza y Christian, suspiro.  
- Actualmente tenemos dos rondando por la zona. Se van desplazando, pero hace tiempo que se instalaron aquí y no parece que  se vayan a ir en breve.  
Volví a decir "si" con la cabeza.
- Dime una cosa... no has probado nada de sangre ¿Verdad?  
- No.
- Entonces todavía estás a tiempo.
- ¿A tiempo, para que?  
- Para que no te conviertas en uno.  
Aún tenía esperanzas. No había experimentado grandes cambios, pero, la gente me empezaba a molestar y la soledad me llamaba mucho la atención. Aquello no podía terminar bien de seguir así.  
- ¿Como puedo parar esto? ¡No quiero ser un monstruo!

- ¿Acaso yo soy un monstruo? No te atrevas a tocarle de nuevo.  
En un parpadeo, Sara, estaba a mi lado. Me asuste y di un brinco en la silla. Me llevé la mano al pecho.
- Hola - le dijo a Christian.  
Si en algún momento tuve dudas, acerca de si eran pareja o no, En ese momento mis dudas quedaron despejadas. Sara le tomó el rostro entre las manos a Christian, que se había quedado quieto. Mirándola entre la tristeza y la alegría. Se besaron.
Aquella visión me provocó una oleada de celos mal disimulados. El, la rodeó con su brazos por la cintura, sin fuerzas. Ella seguía con las manos en su cara, hasta que bajó lentamente hacia su cuello y después, volvió a subir las manos con lentitud y, enredó sus dedos en su Cabello.  
- Te quiero - Le susurró ella al oído.  
- Lo sé - respondió Christian con una sonrisa avergonzada. - Yo también.  
- Tú también ¿Qué?  
- También te quiero.
Sara sonrió con suficiencia.  
- Me gusta que me lo digas.
Por espacio de varios minutos, sólo se miraron el uno al otro. Mientras, el malestar se me había instalado en la garganta y, mi propia bilis amenazaba con ahogarme.  
- Bueno - Dijo Sara con un suspiro - Ya nos imaginábamos que vendría en algún momento.
- Perdona... antes has dicho que había dos...
Christian me miró con ojos cansados y habló:
- Sí, el que te mordió es el más viejo. Hueles un poco a sangre vieja, casi podrida. Si te hubiera mordido el más joven, tu olor no sería así. Sería más sutil.  
- ¿Cómo es que sabes esas cosas?
Christian sonrió y asintió con la cabeza.
- Porque soy un Cazador de vamp....
- ¡No!  Por favor. No vuelvas a decir esa palabra.
- Ay... al niño le da miedo, le asusta la palabra... - se mofó de mi Sara.- V A M P I R O - Terminó triunfante su burla hacia mi persona.
La mire todo lo mal que pude, sin querer enfrentarme a ella.
- Diego, escucha: La noche que el vampiro te mordió, comenzó el proceso de transformación. Algunas personas notan algunos cambios; se cansan más, tienen todo el día sueño y, empiezan a preferir la soledad, se vuelven huraños. El proceso de transformación termina, cuando bebes sangre. En ese momento todos tus órganos se paralizan y eres inmortal.
Trague saliva. No quería eso para nada. Christian, me leyó el pensamiento.
- Se que no quieres eso pero... ahora, yo..
Suspiro lleno de melancolía. Sara se había sentado a su lado y le había puesto una mano en el hombro.
- Vas a estar bien.- le susurro ella - No voy a dejar que te pase nada malo.
- Ya sabes lo que quiero...
- Y sabes que en eso no puedo hacerte caso.
- Sara, ya hemos hablado de esto. Si realmente me quieres harás lo que te pido.  
- No. Te quiero y te necesito. Mi decisión está tomada. Al igual que la tuya. No voy vivir eternamente sin ti.  
Se miraron un instante. En ese momento, alguien llamó a la puerta.
- Chris, cielo. Te traigo tu medicación.
- Pasa...
La mujer que me había abierto la puerta, entró con una bandeja. Encima, había un vaso con agua y un par de pastillas.
- Gracias tía - cogió las pastillas, se las metió en la boca y a continuación se bebió el vaso de un trago.  
La mujer le dio un beso en la frente y después se fijó en mí.  
- Tendrás que irte ya...
- Diego - Complete.
- Vale, te despides y bajas ¿Ok?
- Sí.  
La mujer salió del cuarto y Christian me miró avergonzado. Entonces, lo entendí: Lo que había olido y lo que olía ahora, era su enfermedad.  
- ¿Qué...?
- Porque me muero, Diego. Y ahora no puedo ayudarte con tu problema. Lo siento. No sabes lo muecho que lo siento. 
Christian se acomodo en la cama.
- Uf... estoy muy cansado.- Suspiro y cerró los ojos.  
Al poco tuve la certeza de que se había quedado dormido. Sara, quien se había ido antes de que hubieran llamado a la puerta, estaba de nuevo a su lado.   

                                                                      ☆☆☆

Sara se inclinó y lo besó en los labios. Christian, en sueños, sonrió.
- Hoy me a dado permiso para entrar. Nunca me deja que este con el mientras duerme.
- ¿Por qué?  - Pregunte intuyendo la respuesta.  
- Intuía que ibas a venir y por eso me a dejado pasar. Hoy se a cansado muy pronto y se a dormido sin que me dijera que me vaya. No se fía de mí. Sabe que me lo puedo llevar mientras duerme y, aunque se despertará, no tiene fuerzas para oponer resistencia.  Bueno, Me voy por las ramas: para poder estar a casa de alguien, un vampiro a de pedir permiso y más si es la casa de un cazador; Y si el cazador quiere, el vampiro ha de obedecer a la orden de abandonar la casa.  
- Bueno, gracias por la información...
Sara ya no me hizo caso y siguió con sus muestras de amor.

Abandone la casa a buen ritmo. Pensando en lo que Christian me había dicho. Si no probaba la sangre, la transformación no concluiría y seguramente, seguiría como estaba.
Mortal, indeciso y lleno de imperfecciones.  
Pensé en Sara y en Christian, en lo buena pareja que hacían.
El no quería una transformación que le salvaría la vida...  ¿Por qué?  
Ella lo quería transformar pese a que él se oponía.
Una duda más.  

Yo tenía clara mi decisión:
Sí la vida de mi ser amado corría peligro, la convertiría aun a riesgo de que me odiase.  

Prefería que me odiara viva ha que me amara muerta.

6 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, ya quiero leer la continuación
    te he dejado un premio en mi blog
    besos
    MAITE
    El blog de MaiteCita

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    1. Gracias por el premio¡

      Hace algunos meses el Blog, fue nominado a estos premios. Si vas a la pestaña de "mis proyectos" lo podras ver ahi. :D

      Me alegra que te guste y quieras leer la continuación.

      ¡Saludoooooos!

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  2. Cuando la continuación?
    Muy bueno¡¡¡¡

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    1. Hola¡
      Ya estoy enpezando con el capitulo 6 y espero que no tardando mucho lo pueda publicar. :D
      Celebro que te parezca muy bueno, ¡gracias!

      Un abrazoooo

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  3. Genial como siempre ^^
    Gracias por compartirlo!!! Espero la continuación pronto <33

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    1. Hola¡
      Que bien que te guste y tambien, gracias a ti por leer y comentar :D
      Un abrazo¡¡

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